lunes, 3 de octubre de 2011

Día de gestiones (y de descanso) en Madrid.

He tenido que tomar un bus a Madrid irremediablemente para resolver un asunto importantísimo pero aburridísimo de contar.
Mañana parto al encuentro de mi piragua. Me quedan unos tres o cuatro días de periplo que no voy a perderme por nada del mundo.
He aprovechado para descansar y para hacer unas pequeñas mejoras en el blog. Ahora las fotos tienen una calidad aceptable. A ver quién encuentra los ciervos en la foto de los ciervos.
De la foto que más orgulloso estoy es de la primera de todas, la de la tortuga. (Yo no la hubiese hecho mejor) La muy insensata no huyó de mi amenazante presencia hasta que me puse a medio metro. ¿En qué estaría pensando la muy confiada? En sus cosas.
Luego he intentado acercarme a otras tortugas, pero ninguna se ha dejado. Todas han huído sin más. Qué desconsideradas.
Hoy duermo en mi casa, pero mañana volveré al río, que sé que me recibirá con los brazos abiertos, no como los patos y las tortugas, que me seguirán dando la espalda sin preocuparse por mis sentimientos. Yo sólo quiero ser su amigo, y ellos me rehuyen sin más.

Continuará.
No se pierdan el próximo capítulo.
Kayakman en el embalse de Valmayor.

A un lado Toledo y al otro Cáceres.

Paso la noche en un hotel del Puente del Arzobispo.  Me estoy convirtiendo en en experto en esconder piragüas.
Hoy toca el pantano de Valmayor.